Holaaaa chic@s! Tanto tiempo sin escribir.. mucho la verdad, pero es que la U me tiene loquisima, sin embargo, he tenido tiempo para leer un par de libros, y entre estos, me vi con uno al que mi feiisima amiga mod en Purple Rose (Dani) me obligó a traducir el primer capítulo.
Siempre suena de una forma más glamorosa de lo que es cuando Susie Shannon les dice a las personas que es de Miami. Pero Miami no es todo sol y personas lindas. Es dónde hay códigos postales interminables y mega institutos, si alguien pierde algo —incluyéndose a sí mismos— simplemente no lo encontrarán de nuevo…
No que Susie alguna vez se haya perdido a sí misma. De ningún modo. Desde que su madre murió, se ha asegurado de mantener su mundo a salvo. Sin novio, una mejor amiga cada vez mas DEA[Nt1], y un padre que no podría identificarla dentro de un grupo de chicas ni para salvar su propia vida, de algún modo se las arregla para seguir bien.Entonces conoce a Danny Díaz. Danny es la vida que está destinada a cambiar. Al menos eso es lo que dice el Sr. Murphy cuando le rogó a Susie para que fuera el tutor de Danny. Duda poder cambiar la vida de nadie, pero ¿qué pasa si el Sr. Murphy tiene razón? O mejor aún, ¿qué pasa si Danny está destinado a cambiar la suya?
[Nt1]DEA: Desaparecida en acción.
Descarga en inglés en el título. Próximamente en español :D
Extracto, 1er capítulo y segundo al final de la entrada.
Susie es la típica estudiante que saca buenas notas y hace tutorías. En una de estas, su profesor favorito (El Sr. Murphy) le asigna a un estudiante, Danny Diaz, para la clase de inglés. Danny es un chico tierno y gracioso, que poco a poco, se va enamorando de Susie, y viceversa. Pero Susie, con la muerte de su madre aún punzante en su corazón, ¿será capaz de volver a sonreír? ¿será capaz de amar?
¿¿Seré YO capaz de no querer golpear a Susie, si vuelvo a leer el libro??
Un libro de muy fácil y rápida lectura. Lleno de amistad, traición, angustia y dolor, y tal vez, un poco de felicidad.
Y el final... no daré spoilers, pero si les digo que por SUERTE tendremos segunda parte. Simplemente las cosas no pueden quedar así.
****
Lo recomiendo!
Besos y abrazos gays.
-Paovalera
PD: Feliz día a mis futuros colegas Arquitectos!
PD2: Espero que les haya gustado el nuevo diseño :)
Peligro en la biblioteca
Traducido por Dani
—A veces, sólo hablo y cosas estúpidas pasan. Como ayer, le estaba contando a Dalia sobre la biblioteca…
—¿Le contaste a tu hermana lo de ayer? —Mi corazón salta como un cohete.
—Bueno… —Se saca su gorro de béisbol—… es un poco difícil esconder esto en la mesa. —Se inclina hacia adelante para mostrarme el chichón en su cabeza.
—Wow. Yo hice eso. —Sin pensar, toco el chichón y me siento terriblemente culpable (y ligeramente satisfecha) cuando Danny se estremece.
—Sí, ¿tenías que elegir el diccionario completo? ¿No podías haber usado el Webster de bolsillo? —Sus hoyuelos aparecen. Quiero pasar mi dedo en la medialuna.
—¿Qué le dijiste a tu hermana? —Estoy curiosa. Mi nombre nunca ha pasado por los labios de la elite social.
—No lo sé. Sólo le dije algunas cosas. Entonces ¿por qué me tiraste el libro?
Buena pregunta. Demasiado mal que no tenga una buena y racional respuesta. —No lo sé. Tenías esta actitud de “no me importa llegar tarde.”
—A veces el entrenador nos mantiene hasta tarde.
A este punto podría decirme que le gustan los huevos verdes y el jamón. No me importa. Estoy pegada en algún lugar entre la comprensión que nuestras rodillas se están tocando y que él, también, se lava la cara con Neutrógena. Puedo olerlo en él…
—¿Le contaste a tu hermana lo de ayer? —Mi corazón salta como un cohete.
—Bueno… —Se saca su gorro de béisbol—… es un poco difícil esconder esto en la mesa. —Se inclina hacia adelante para mostrarme el chichón en su cabeza.
—Wow. Yo hice eso. —Sin pensar, toco el chichón y me siento terriblemente culpable (y ligeramente satisfecha) cuando Danny se estremece.
—Sí, ¿tenías que elegir el diccionario completo? ¿No podías haber usado el Webster de bolsillo? —Sus hoyuelos aparecen. Quiero pasar mi dedo en la medialuna.
—¿Qué le dijiste a tu hermana? —Estoy curiosa. Mi nombre nunca ha pasado por los labios de la elite social.
—No lo sé. Sólo le dije algunas cosas. Entonces ¿por qué me tiraste el libro?
Buena pregunta. Demasiado mal que no tenga una buena y racional respuesta. —No lo sé. Tenías esta actitud de “no me importa llegar tarde.”
—A veces el entrenador nos mantiene hasta tarde.
A este punto podría decirme que le gustan los huevos verdes y el jamón. No me importa. Estoy pegada en algún lugar entre la comprensión que nuestras rodillas se están tocando y que él, también, se lava la cara con Neutrógena. Puedo olerlo en él…
UNO
La fila para la foto del anuarioTraducido por Paovalera
Estar en fila en la escuela es un negocio peligroso.
La peor parte es que he hecho todo lo posible para llevar esta experiencia a su final. Le he dado a Fred, el fotógrafo, la pequeña-sonrisa-con-curva-de-un-lado, la sonrisa de boca medio abierta/medio cerrada, y la misteriosa expresión de Mona Lisa, y todo lo que posiblemente pase como una sonrisa, y… nada. Estamos en el cuarto intento, el dice que tomará la foto para mi anuario una y otra y otra vez hasta que sonría—no se lo pierdan—felizmente.
El problema es que no he sonreído para una foto del anuario desde cuarto grado, y estoy bastante segura de qué no lo haré ahora. Pero eso no me detendrá de tener un ataque de pánico. Esa es mi especialidad. He tenido de esos desde sexto grado. Y aquí viene—
· Falta de aliento
· Dolor en el pecho
· Movimientos corporales incontrolables
—Sólo respira Susie —susurra Marisol desde el otro extremo de la habitación.
—Sí, idiota, respira —agrega Billy Wilson detrás de ella—. ¡Y deja de lucir tan estúpida!
—Dios, —Marisol le lanza una mirada a Billy—. ¿Cuál es tu problema? —Ella se voltea hacia mí—. Sólo piensa en… —dice, antes de tomar un terriblemente larga pausa que se sostiene por una eternidad. Eso le da una oportunidad a Billy para hacer caras graciosas, así que me volteo y pienso. Pienso. ¿En qué puedo pensar?
Puedo pensar en… canciones estúpidas. ¿Cómo…? ¿Esa canción que dice que una pequeña hormiga puede mover una planta?
No. No. No. No me he hundido tan profundamente como para necesitar llenarme de una de esas canciones tontas y alentadoras.
¿Qué más?
Supongo que puedo pensar en… ¿Marisol? ¿Qué hay con esa larga pausa? Okey, territorio peligroso.
¿Qué más? ¿Qué más?
Puedo pensar en… ¿Mi padre? ¿Pero qué sé sobre mi padre? Claro que lo conozco, pero qué séaparte de que sólo gastará menos de diez minutos al día hablando conmigo porque ese es suficiente tiempo como para enterarse de cada asunto no importante en mi vida. De nuevo, territorio peligroso.
¿Qué más puede haber? ¿Quién más?
¿Mi abuela? La amo, pero sigue olvidando mi nombre.
¿Qué más?
¿Cuál es el punto de tener un alto coeficiente intelectual si no puedo trabajar bajo presión?
Espera. Espera. Algo está viniendo.
Algo está… ¡Sí! Puedo pensar en mi siguiente clase. La clase de Sr. Murphy, en otras palabras, la clase de inglés; en otras palabras, mi clase favorita en la secundaria Orange Grove. Y en estos momentos estamos leyendo Orgullo y Prejuicio. Ah, Jane Austen.
¡Sí! ¡Está es una segura! Amo a Jane Austen. Y me agrada el Sr. Murphy. El siempre es amable. Como la semana pasada cuando Jason Socolone se rió de la manera en la que pronuncié algo, o debo decir, mal-pronuncié—
¡Mier-daaaaa!
El Sr. Murphy fue tan amable conmigo la semana pasada que acepté hacer tutorías por él. ¿Hoy?¡HOY!
Y aquí viene el tic nervioso—justo donde lo dejé. Y aquí vienen sus palabras—justo donde las dejé, sólo que ahora son como voces en un túnel de viento. Siento que voy a colapsar por el peso de todo. Todo en cámara lenta y terrible.
Marisol dice, —Ciiieeelooos, noooloooseee. Sooolooo sooonriiieee yaaa.
Billy dice, —Veees Daaannyyy, eeellaaa eeestaaa tootaaalmeeenteee neeerviiiooosaaa…
Y después de ese intercambio de palabras yo trato de encontrar algo de lo que agarrarme y no ser llevada por el viento. Pienso, ¿Danny? ¿Ese no es el nombre del tipo al que le haré tutorías? Y lo es, así que comienzo a enlistar los hechos sobre él en mi mente porque a veces hacer listas de las cosas que son concretas me hace calmarme. Y en estos momentos, necesito estar calmada.
Así que, aquí están los hechos sobre Danny Diaz. Él es:
1. Es un estudiante de tercer año.
2. Un jugador de fútbol del equipo universitario.
3. Extremadamente popular.
4. Gemelo—Su gemela es Dalia Diaz, la única chica de tercer año jamás nombrada como capitana del equipo de baile, las Chicas Besadas por el Sol.
La lista es súper corta. Tengo que repasar los hechos varias veces antes de que el túnel desaparezca, y poder mirar a Billy Wilson—y su maniática necesidad de destruir cada capa de confianza que tenga—y al chico que está a su lado. El qué me está mirando. ¿Y me pregunto si podría ser…? (Porque sería demasiada coincidencia) ¿Pero lo será?
Y ahí es cuando nuestros ojos se encuentran y el chico que podría ser Danny dice gentilmente: —Sólo sonríe Susie. —Y luego hace esa cosa extraña, lo menos esperado. Él me sonríe.
Quiero decir, creo que me sonríe. No puedo estar segura porque todo el mundo está hablando al mismo tiempo.
Billy dice, —De eso estoy hablando. Me encanta. —Luego me lanza un beso.
Marisol dice, —Sólo sonríe. —Por vigésima vez.
El fotógrafo dice, —Espera, justo tengo que cambiar la batería.
Para el momento en qué vuelvo mis ojos hasta el chico que podría-ser-Danny, su expresión está tan completamente vacía que ni siquiera estoy segura si me sonrío alguna vez.
—Okey. —El fotógrafo mete la nueva batería en su sofisticada cámara digital—. Intentémoslo de nuevo.
Y eso hacemos. Tratamos una y otra y otra vez. Y nunca lo consigo, porque yo no puedo sonreír.
[/center]
Dos
[justify]Cuando estoy nerviosa, me río. Es un hecho. La primera vez que ocurrió fue cuando tenía nueve. Estaba echando un vistazo dentro del ataúd de mi mamá cuando, así como así, me eché a reír.
No que la muerte de mi madre tenga algo que ver con esto.
Sí, me siento nerviosa. Sí, quiero reírme. Pero ahí es donde las similitudes terminan. Como dije, la muerte de mi madre de ninguna forma se iguala a este estúpido encuentro. Sólo me recuerda su funeral, eso es todo. Eso pasa a veces. Mi cerebro hace raras conexiones con eso.
Ven, es como si a pesar de que todavía no ha ocurrido, sé cuán mal este encuentro —esta cosa de la tutoría— con Danny Díaz va a resultar. Sé porque lo sé. Eso es todo. Lo sé porque sé como son los chicos conmigo. Sé cómo los chicos son conmigo porque… bueno, ¿por dónde comienzo?
Marc Sánchez.
Marc Sánchez es mi vecino, y odio todo sobre él. Odio cuando sus estúpidos amigos lo recogen en la mañana. Odio cuando pasa el rato bajo las palmeras en frente de su casa con su estúpida novia. Odio cuando lo veo escabulléndose por el costado de su casa para fumar hierba.
Pero ¿quieren saber lo que realmente odio sobre Marc Sánchez? Odio saber todo sobre él. Sé que tiene una mancha de nacimiento con la forma del estado de Texas en la parte de atrás del muslo. Sé que la cicatriz bajo su ceja es de cuando teníamos siete años y se cayó del camión de su padre. (Está bien, lo empujé, pero estábamos jugando.) Sé que las pecas en su rostro —sí, esas veinte mil pecas— no terminan ahí. Están por todas partes.
Pero ¿quieren saber que de verdad, de verdad odio sobre Marc Sánchez? Qué un día Marc se despertó y pensó algo como esto: “Hoy voy a ignorar a Susie y actuar como si no existiera.”
Y eso fue más o menos lo que hizo. Era el final de nuestro cuarto año y, así como así, desaparecí.
—Bueno… —El Sr. Murphy aclara su garganta—. Danny, te presento a la Srta. Susie Shannon. Susie, —El Sr. Murphy se voltea hacia mí—, te presento al Sr. Danny Díaz.
Antes de que comencemos, deberían saber cuatro cosas:
1.- Me agrada el Sr. Muphy. Es el único maestro que tengo en OG que no me ve por mí.
2.- El Sr. Murphy vive para las presentaciones.
3.- El chico de la fila del anuario, el que podría haber sido Danny, de hecho, resultó ser Danny.
4.- Si mi vida se convirtiera en una obra Shakesperiana, sería representada como una tragedia.
—Danny —continúa el Sr. Murphy informativamente—, se transfirió aquí de Austin, Texas, el año pasado y parecer haber quedado atrás. Ahí es donde entras. —El Sr. Murphy toca mi hombro gentilmente—. Tenemos que volver a encaminar a Danny, así que me gustaría que lo visites por una hora cada semana hasta el final del periodo de evaluaciones. ¿Cómo suena eso?
—Está bien —murmuro, porque ¿qué más puedo decir o hacer? Quiero decir, quiero apuntar con mi dedo a Danny y gritar —¡Me sonreíste! ¡Sé que lo hiciste! —Pero esto bastante segura que si hiciera eso, tanto el Sr. Murphy como Danny creerían que estoy loca (lo que tal vez puede ser), así que en cambio meto las manos dentro de mis bolsillos.
—Bien. —El Sr. Murphy se balancea hacia delante y hacia atrás sobre sus talones, y puedo decir que está reflexionando sus siguientes palabras—. Danny… —Se gira hacia Danny con un asentimiento de su cabeza y dice seriamente—, confío en que aprovecharás tu tiempo con Susie con la misma preocupación con la que aprovechas la temporada de fútbol.
—Lo prometo —dice Danny solemnemente, asintiendo de regreso hacia el Sr. Murphy.
—Bien. ¿Porqué no se toman los primeros quince minutos para conocerse? —Se arregla su corbata rosada para que caiga ordenadamente contra su camisa gris carbón—. La amistad es una parte esencial del proceso de tutoría. Estaré al lado por si me necesitan. —Chaquea su lengua—. Continúen.
Sin el Sr. Murphy, no hay mucho para que hagamos excepto hablar entre nosotros, lo que es la última cosa que quiero hacer. Así que, en cambio miro fijamente hacia la alfombra de color café vómito. Cuento los pedazos de goma aplastada. Llego a ser una con la fibra de la alfombra. Básicamente, trato de desaparecer. No está funcionando. Lo que es irónico. Cuando piensas en ello.
—Entonces… —dice Danny después de un rato; sus manos también están profundamente enterradas en sus bolsillos—. Eres la chica de la fila del anuario. Eres… —Se detiene para mirarme directamente a los ojos—… la chica que no puede sonreír.
Toma tiempo para que siquiera registre las palabras. Entonces, incluso me toma más tiempo entender que pueda ser tan despreciable. Luego, toma otro minuto completo para superar el escozor antes de que responda de manera poco convincente: —Puedo sonreír. —Lo que de hecho es verdad. Puedo sonreír. A veces. Cuando estoy sola con Marisol. Puedo…
—No estoy diciendo que no puedas sonreír. —Se encoge de hombros, entonces su camiseta Abercrombie se sube, y vislumbro un pedacito de su abdomen color chocolate con leche—. Sólo estoy diciendo que hoy en la fila del anuario eras la chica que, ya sabes, no podía… —Señala su boca y sus suaves labios rosados—… sonreír.
—Pero —digo con mucha más fuerza, porque no estoy segura de lo que espera sacar de esta conversación—, puedo sonreír.
—Está bien… —Su rostro cambia un poco, y puedo decir que está comprendiendo mi punto—. Entonces… —Muerde su labio inferior—. ¿En qué grado estás?
No respondo. ¿Cuál es el punto? Nunca vamos a ser amigos. ¿No es obvio?
—¿Bueno? —dice, pero lo miro inexpresivamente—. ¿Bueno?
—Décimo —murmuro.
—Entonces eres como una de esas personas inteligente. Estás, como, en honores, ¿cierto?
—AP[Nt1]. Pero no soy tan inteligente, —lo que es una mentira descarada. Más o menos cualquiera en clases de posición avanzada es realmente inteligente, pero eso no es mi culpa.
—Bueno, debes ser algo inteligente, o ¿por qué el Sr. Murphy te pidió que me hagas clases? —Danny levanta sus cejas, y una media sonrisa aletea a través de sus labios. Es como ver la mitad de la sonrisa que me dio en la fila del anuario, y consigo una escena retrospectiva de mí de pie allí, mirándolo fijamente con mis brazos colgando sin fuerzas a mis costados. Mi rostro se pone rojo entonces cuando Danny pregunta en qué periodo tengo al Sr. Murphy, no puedo ayudarme sino ladrar—, ¿no es suficiente de nosotros tratando de ser amigos?
La pregunta hace que Danny retroceda de un salto. Y en vez de sentirme sólo terriblemente avergonzada, como hace dos minutos, ahora me siento increíblemente avergonzada y estúpida.
—Um… —Danny golpea la palma de su mano contra su muslo y me da una mirada interrogativa—. Quiero decir, supongo. Si.
Toma unos segundos para que ambos nos recuperemos, pero eventualmente nos sentamos frente a frente en los escritorios más cercanos. Hago mi mayor esfuerzo por calmarme mientras tomo mi mochila. Cuando me siento ligeramente bien, saco un cuaderno y escribo su nombre sobre la parte superior de una página limpia.
—Porqué no me dices qué libros estás leyendo en clase y que trabajos tienes que entregar en las próximas dos semanas, y entonces podemos seguir de ahí. —Intento imitar la voz de profesor de mi papá porque mi propia voz parece estar espantando a Danny en este momento.
—Eres realmente organizada. ¿No es así? —Danny da golpecitos con su lápiz contra mi cuaderno. Asiento—. ¿Quieres ver mi programa de estudios? —pregunta, jugando con un padrastro en su dedo anular.
Otra vez, asiento y me entrega una hoja de papel manchada. Entonces nos sentamos hasta que el silencio se vuelve tan espeso y pegajoso que me obligo a mi misma a decir: —Tienes que entregar un trabajo en dos semanas, ¿correcto?
—Sip. —Da golpecitos con sus dedos sobre el escritorio—. Es sobre la Letra Escarlata.
—¿Has terminado de leerlo?
—Nop. —Hace círculos con su pie repetidamente.
—¿Siquiera has empezado a leerlo?
—No demasiado —dice entre dientes, y su pie salta para ganar velocidad.
—Mira… —Mi propia voz regresa y es resbaladiza—… no puedo ayudarte si no estás dispuesto a hacer el trabajo. También tengo cosas que podría estar haciendo. —Me echo hacia atrás y lo miro fijamente.
—¿Si? ¿Cómo qué? —Me devuelve la mirada.
—Cosas.
—¿Qué cosas? —pregunta.
—Cosas —repito con firmeza.
—¿Cómo…?
—¿Podemos simplemente enfocarnos en ti? —pregunto.
Se inclina hacia adelante y descansa su cabeza sobre sus antebrazos. Por un segundo, creo que está a punto de ponerse a dormir. Luego, de una forma realmente perezosa, pregunta: —Entonces, ¿qué horario del almuerzo tienes?
—¿Qué diferencia hace eso?
—Sólo tengo curiosidad. —Se vuelve a sentar bien en su silla, muerde su labio inferior.
—Sólo lee el libro, ¿está bien? —No voy a decirle que Marisol y yo prácticamente almorzamos en otro país. Eso no es de su incumbencia.
—¿No tienes que decirme un poco sobre eso antes de que empiece a leer? —pregunta Danny, que es cuando me doy cuenta de que me está mirando como si fuera su equipo personal de Cliffs Notes[Nt2].
—¿Qué? —¿De verdad cree que sólo porque SOY una sabelotodo, bicho raro —lo que sea que quiere pensar de mí— voy a sentarme aquí y resumirle el libro para él como si estuviera en primer grado?— Y… y… yo… —Estoy tan molesta, estoy tartamudeando—. Le… le prometiste al Sr. Murphy. ¡No puedo creer que ni siquiera hayas empezado a leer el libro!
Comienzo a recoger mis cosas.
Danny mira el reloj sobre la pared y luego de regreso a mí. —¡Hey, sólo han pasado veinte minutos!
—¿Y? —Meto mi cuaderno en mi mochila y le doy a la cremallera un fuerte tirón.
—Hey… —dice Danny otra vez, pero ya estoy en la puerta—. No dije que no lo he leído. He leído los primeros tres capítulos —murmura, hojeando las páginas.
Me vuelvo hacia la puerta. La abro de un empujón.
—Hey… —Está vez su voz es suplicante, e incluso aunque sé que no debería, no puedo ayudarme, miro hacia atrás—. ¿Volverás la próxima semana, cierto? —pregunta. Me encojo de hombros porque no sé qué diría si realmente hubiera abierto mi boca para hablar.
—¿Eres siempre así de dura? —pregunta con una sonrisa torcida.
—Tal vez —digo. Pero la verdad es que no lo soy.
La peor parte es que he hecho todo lo posible para llevar esta experiencia a su final. Le he dado a Fred, el fotógrafo, la pequeña-sonrisa-con-curva-de-un-lado, la sonrisa de boca medio abierta/medio cerrada, y la misteriosa expresión de Mona Lisa, y todo lo que posiblemente pase como una sonrisa, y… nada. Estamos en el cuarto intento, el dice que tomará la foto para mi anuario una y otra y otra vez hasta que sonría—no se lo pierdan—felizmente.
El problema es que no he sonreído para una foto del anuario desde cuarto grado, y estoy bastante segura de qué no lo haré ahora. Pero eso no me detendrá de tener un ataque de pánico. Esa es mi especialidad. He tenido de esos desde sexto grado. Y aquí viene—
· Falta de aliento
· Dolor en el pecho
· Movimientos corporales incontrolables
—Sólo respira Susie —susurra Marisol desde el otro extremo de la habitación.
—Sí, idiota, respira —agrega Billy Wilson detrás de ella—. ¡Y deja de lucir tan estúpida!
—Dios, —Marisol le lanza una mirada a Billy—. ¿Cuál es tu problema? —Ella se voltea hacia mí—. Sólo piensa en… —dice, antes de tomar un terriblemente larga pausa que se sostiene por una eternidad. Eso le da una oportunidad a Billy para hacer caras graciosas, así que me volteo y pienso. Pienso. ¿En qué puedo pensar?
Puedo pensar en… canciones estúpidas. ¿Cómo…? ¿Esa canción que dice que una pequeña hormiga puede mover una planta?
No. No. No. No me he hundido tan profundamente como para necesitar llenarme de una de esas canciones tontas y alentadoras.
¿Qué más?
Supongo que puedo pensar en… ¿Marisol? ¿Qué hay con esa larga pausa? Okey, territorio peligroso.
¿Qué más? ¿Qué más?
Puedo pensar en… ¿Mi padre? ¿Pero qué sé sobre mi padre? Claro que lo conozco, pero qué séaparte de que sólo gastará menos de diez minutos al día hablando conmigo porque ese es suficiente tiempo como para enterarse de cada asunto no importante en mi vida. De nuevo, territorio peligroso.
¿Qué más puede haber? ¿Quién más?
¿Mi abuela? La amo, pero sigue olvidando mi nombre.
¿Qué más?
¿Cuál es el punto de tener un alto coeficiente intelectual si no puedo trabajar bajo presión?
Espera. Espera. Algo está viniendo.
Algo está… ¡Sí! Puedo pensar en mi siguiente clase. La clase de Sr. Murphy, en otras palabras, la clase de inglés; en otras palabras, mi clase favorita en la secundaria Orange Grove. Y en estos momentos estamos leyendo Orgullo y Prejuicio. Ah, Jane Austen.
¡Sí! ¡Está es una segura! Amo a Jane Austen. Y me agrada el Sr. Murphy. El siempre es amable. Como la semana pasada cuando Jason Socolone se rió de la manera en la que pronuncié algo, o debo decir, mal-pronuncié—
¡Mier-daaaaa!
El Sr. Murphy fue tan amable conmigo la semana pasada que acepté hacer tutorías por él. ¿Hoy?¡HOY!
Y aquí viene el tic nervioso—justo donde lo dejé. Y aquí vienen sus palabras—justo donde las dejé, sólo que ahora son como voces en un túnel de viento. Siento que voy a colapsar por el peso de todo. Todo en cámara lenta y terrible.
Marisol dice, —Ciiieeelooos, noooloooseee. Sooolooo sooonriiieee yaaa.
Billy dice, —Veees Daaannyyy, eeellaaa eeestaaa tootaaalmeeenteee neeerviiiooosaaa…
Y después de ese intercambio de palabras yo trato de encontrar algo de lo que agarrarme y no ser llevada por el viento. Pienso, ¿Danny? ¿Ese no es el nombre del tipo al que le haré tutorías? Y lo es, así que comienzo a enlistar los hechos sobre él en mi mente porque a veces hacer listas de las cosas que son concretas me hace calmarme. Y en estos momentos, necesito estar calmada.
Así que, aquí están los hechos sobre Danny Diaz. Él es:
1. Es un estudiante de tercer año.
2. Un jugador de fútbol del equipo universitario.
3. Extremadamente popular.
4. Gemelo—Su gemela es Dalia Diaz, la única chica de tercer año jamás nombrada como capitana del equipo de baile, las Chicas Besadas por el Sol.
La lista es súper corta. Tengo que repasar los hechos varias veces antes de que el túnel desaparezca, y poder mirar a Billy Wilson—y su maniática necesidad de destruir cada capa de confianza que tenga—y al chico que está a su lado. El qué me está mirando. ¿Y me pregunto si podría ser…? (Porque sería demasiada coincidencia) ¿Pero lo será?
Y ahí es cuando nuestros ojos se encuentran y el chico que podría ser Danny dice gentilmente: —Sólo sonríe Susie. —Y luego hace esa cosa extraña, lo menos esperado. Él me sonríe.
Quiero decir, creo que me sonríe. No puedo estar segura porque todo el mundo está hablando al mismo tiempo.
Billy dice, —De eso estoy hablando. Me encanta. —Luego me lanza un beso.
Marisol dice, —Sólo sonríe. —Por vigésima vez.
El fotógrafo dice, —Espera, justo tengo que cambiar la batería.
Para el momento en qué vuelvo mis ojos hasta el chico que podría-ser-Danny, su expresión está tan completamente vacía que ni siquiera estoy segura si me sonrío alguna vez.
—Okey. —El fotógrafo mete la nueva batería en su sofisticada cámara digital—. Intentémoslo de nuevo.
Y eso hacemos. Tratamos una y otra y otra vez. Y nunca lo consigo, porque yo no puedo sonreír.
[/center]
Danny Díaz
Traducido por Dani
[justify]Cuando estoy nerviosa, me río. Es un hecho. La primera vez que ocurrió fue cuando tenía nueve. Estaba echando un vistazo dentro del ataúd de mi mamá cuando, así como así, me eché a reír.
No que la muerte de mi madre tenga algo que ver con esto.
Sí, me siento nerviosa. Sí, quiero reírme. Pero ahí es donde las similitudes terminan. Como dije, la muerte de mi madre de ninguna forma se iguala a este estúpido encuentro. Sólo me recuerda su funeral, eso es todo. Eso pasa a veces. Mi cerebro hace raras conexiones con eso.
Ven, es como si a pesar de que todavía no ha ocurrido, sé cuán mal este encuentro —esta cosa de la tutoría— con Danny Díaz va a resultar. Sé porque lo sé. Eso es todo. Lo sé porque sé como son los chicos conmigo. Sé cómo los chicos son conmigo porque… bueno, ¿por dónde comienzo?
Marc Sánchez.
Marc Sánchez es mi vecino, y odio todo sobre él. Odio cuando sus estúpidos amigos lo recogen en la mañana. Odio cuando pasa el rato bajo las palmeras en frente de su casa con su estúpida novia. Odio cuando lo veo escabulléndose por el costado de su casa para fumar hierba.
Pero ¿quieren saber lo que realmente odio sobre Marc Sánchez? Odio saber todo sobre él. Sé que tiene una mancha de nacimiento con la forma del estado de Texas en la parte de atrás del muslo. Sé que la cicatriz bajo su ceja es de cuando teníamos siete años y se cayó del camión de su padre. (Está bien, lo empujé, pero estábamos jugando.) Sé que las pecas en su rostro —sí, esas veinte mil pecas— no terminan ahí. Están por todas partes.
Pero ¿quieren saber que de verdad, de verdad odio sobre Marc Sánchez? Qué un día Marc se despertó y pensó algo como esto: “Hoy voy a ignorar a Susie y actuar como si no existiera.”
Y eso fue más o menos lo que hizo. Era el final de nuestro cuarto año y, así como así, desaparecí.
—Bueno… —El Sr. Murphy aclara su garganta—. Danny, te presento a la Srta. Susie Shannon. Susie, —El Sr. Murphy se voltea hacia mí—, te presento al Sr. Danny Díaz.
Antes de que comencemos, deberían saber cuatro cosas:
1.- Me agrada el Sr. Muphy. Es el único maestro que tengo en OG que no me ve por mí.
2.- El Sr. Murphy vive para las presentaciones.
3.- El chico de la fila del anuario, el que podría haber sido Danny, de hecho, resultó ser Danny.
4.- Si mi vida se convirtiera en una obra Shakesperiana, sería representada como una tragedia.
—Danny —continúa el Sr. Murphy informativamente—, se transfirió aquí de Austin, Texas, el año pasado y parecer haber quedado atrás. Ahí es donde entras. —El Sr. Murphy toca mi hombro gentilmente—. Tenemos que volver a encaminar a Danny, así que me gustaría que lo visites por una hora cada semana hasta el final del periodo de evaluaciones. ¿Cómo suena eso?
—Está bien —murmuro, porque ¿qué más puedo decir o hacer? Quiero decir, quiero apuntar con mi dedo a Danny y gritar —¡Me sonreíste! ¡Sé que lo hiciste! —Pero esto bastante segura que si hiciera eso, tanto el Sr. Murphy como Danny creerían que estoy loca (lo que tal vez puede ser), así que en cambio meto las manos dentro de mis bolsillos.
—Bien. —El Sr. Murphy se balancea hacia delante y hacia atrás sobre sus talones, y puedo decir que está reflexionando sus siguientes palabras—. Danny… —Se gira hacia Danny con un asentimiento de su cabeza y dice seriamente—, confío en que aprovecharás tu tiempo con Susie con la misma preocupación con la que aprovechas la temporada de fútbol.
—Lo prometo —dice Danny solemnemente, asintiendo de regreso hacia el Sr. Murphy.
—Bien. ¿Porqué no se toman los primeros quince minutos para conocerse? —Se arregla su corbata rosada para que caiga ordenadamente contra su camisa gris carbón—. La amistad es una parte esencial del proceso de tutoría. Estaré al lado por si me necesitan. —Chaquea su lengua—. Continúen.
Sin el Sr. Murphy, no hay mucho para que hagamos excepto hablar entre nosotros, lo que es la última cosa que quiero hacer. Así que, en cambio miro fijamente hacia la alfombra de color café vómito. Cuento los pedazos de goma aplastada. Llego a ser una con la fibra de la alfombra. Básicamente, trato de desaparecer. No está funcionando. Lo que es irónico. Cuando piensas en ello.
—Entonces… —dice Danny después de un rato; sus manos también están profundamente enterradas en sus bolsillos—. Eres la chica de la fila del anuario. Eres… —Se detiene para mirarme directamente a los ojos—… la chica que no puede sonreír.
Toma tiempo para que siquiera registre las palabras. Entonces, incluso me toma más tiempo entender que pueda ser tan despreciable. Luego, toma otro minuto completo para superar el escozor antes de que responda de manera poco convincente: —Puedo sonreír. —Lo que de hecho es verdad. Puedo sonreír. A veces. Cuando estoy sola con Marisol. Puedo…
—No estoy diciendo que no puedas sonreír. —Se encoge de hombros, entonces su camiseta Abercrombie se sube, y vislumbro un pedacito de su abdomen color chocolate con leche—. Sólo estoy diciendo que hoy en la fila del anuario eras la chica que, ya sabes, no podía… —Señala su boca y sus suaves labios rosados—… sonreír.
—Pero —digo con mucha más fuerza, porque no estoy segura de lo que espera sacar de esta conversación—, puedo sonreír.
—Está bien… —Su rostro cambia un poco, y puedo decir que está comprendiendo mi punto—. Entonces… —Muerde su labio inferior—. ¿En qué grado estás?
No respondo. ¿Cuál es el punto? Nunca vamos a ser amigos. ¿No es obvio?
—¿Bueno? —dice, pero lo miro inexpresivamente—. ¿Bueno?
—Décimo —murmuro.
—Entonces eres como una de esas personas inteligente. Estás, como, en honores, ¿cierto?
—AP[Nt1]. Pero no soy tan inteligente, —lo que es una mentira descarada. Más o menos cualquiera en clases de posición avanzada es realmente inteligente, pero eso no es mi culpa.
—Bueno, debes ser algo inteligente, o ¿por qué el Sr. Murphy te pidió que me hagas clases? —Danny levanta sus cejas, y una media sonrisa aletea a través de sus labios. Es como ver la mitad de la sonrisa que me dio en la fila del anuario, y consigo una escena retrospectiva de mí de pie allí, mirándolo fijamente con mis brazos colgando sin fuerzas a mis costados. Mi rostro se pone rojo entonces cuando Danny pregunta en qué periodo tengo al Sr. Murphy, no puedo ayudarme sino ladrar—, ¿no es suficiente de nosotros tratando de ser amigos?
La pregunta hace que Danny retroceda de un salto. Y en vez de sentirme sólo terriblemente avergonzada, como hace dos minutos, ahora me siento increíblemente avergonzada y estúpida.
—Um… —Danny golpea la palma de su mano contra su muslo y me da una mirada interrogativa—. Quiero decir, supongo. Si.
Toma unos segundos para que ambos nos recuperemos, pero eventualmente nos sentamos frente a frente en los escritorios más cercanos. Hago mi mayor esfuerzo por calmarme mientras tomo mi mochila. Cuando me siento ligeramente bien, saco un cuaderno y escribo su nombre sobre la parte superior de una página limpia.
—Porqué no me dices qué libros estás leyendo en clase y que trabajos tienes que entregar en las próximas dos semanas, y entonces podemos seguir de ahí. —Intento imitar la voz de profesor de mi papá porque mi propia voz parece estar espantando a Danny en este momento.
—Eres realmente organizada. ¿No es así? —Danny da golpecitos con su lápiz contra mi cuaderno. Asiento—. ¿Quieres ver mi programa de estudios? —pregunta, jugando con un padrastro en su dedo anular.
Otra vez, asiento y me entrega una hoja de papel manchada. Entonces nos sentamos hasta que el silencio se vuelve tan espeso y pegajoso que me obligo a mi misma a decir: —Tienes que entregar un trabajo en dos semanas, ¿correcto?
—Sip. —Da golpecitos con sus dedos sobre el escritorio—. Es sobre la Letra Escarlata.
—¿Has terminado de leerlo?
—Nop. —Hace círculos con su pie repetidamente.
—¿Siquiera has empezado a leerlo?
—No demasiado —dice entre dientes, y su pie salta para ganar velocidad.
—Mira… —Mi propia voz regresa y es resbaladiza—… no puedo ayudarte si no estás dispuesto a hacer el trabajo. También tengo cosas que podría estar haciendo. —Me echo hacia atrás y lo miro fijamente.
—¿Si? ¿Cómo qué? —Me devuelve la mirada.
—Cosas.
—¿Qué cosas? —pregunta.
—Cosas —repito con firmeza.
—¿Cómo…?
—¿Podemos simplemente enfocarnos en ti? —pregunto.
Se inclina hacia adelante y descansa su cabeza sobre sus antebrazos. Por un segundo, creo que está a punto de ponerse a dormir. Luego, de una forma realmente perezosa, pregunta: —Entonces, ¿qué horario del almuerzo tienes?
—¿Qué diferencia hace eso?
—Sólo tengo curiosidad. —Se vuelve a sentar bien en su silla, muerde su labio inferior.
—Sólo lee el libro, ¿está bien? —No voy a decirle que Marisol y yo prácticamente almorzamos en otro país. Eso no es de su incumbencia.
—¿No tienes que decirme un poco sobre eso antes de que empiece a leer? —pregunta Danny, que es cuando me doy cuenta de que me está mirando como si fuera su equipo personal de Cliffs Notes[Nt2].
—¿Qué? —¿De verdad cree que sólo porque SOY una sabelotodo, bicho raro —lo que sea que quiere pensar de mí— voy a sentarme aquí y resumirle el libro para él como si estuviera en primer grado?— Y… y… yo… —Estoy tan molesta, estoy tartamudeando—. Le… le prometiste al Sr. Murphy. ¡No puedo creer que ni siquiera hayas empezado a leer el libro!
Comienzo a recoger mis cosas.
Danny mira el reloj sobre la pared y luego de regreso a mí. —¡Hey, sólo han pasado veinte minutos!
—¿Y? —Meto mi cuaderno en mi mochila y le doy a la cremallera un fuerte tirón.
—Hey… —dice Danny otra vez, pero ya estoy en la puerta—. No dije que no lo he leído. He leído los primeros tres capítulos —murmura, hojeando las páginas.
Me vuelvo hacia la puerta. La abro de un empujón.
—Hey… —Está vez su voz es suplicante, e incluso aunque sé que no debería, no puedo ayudarme, miro hacia atrás—. ¿Volverás la próxima semana, cierto? —pregunta. Me encojo de hombros porque no sé qué diría si realmente hubiera abierto mi boca para hablar.
—¿Eres siempre así de dura? —pregunta con una sonrisa torcida.
—Tal vez —digo. Pero la verdad es que no lo soy.
[Nt1]AP: Advanced-placement, en español sería literalmente “posición avanzada”, son clases para estudiantes de un nivel superior al normal.
[Nt2] Cliffs Notes: Son guías de estudio sobre variados temas.
[Nt2] Cliffs Notes: Son guías de estudio sobre variados temas.
Sabia que te iba a gustar :D
ResponderEliminarow me gustaria poder encontrar este libro en español. me gusto mucho si :) no voy a parar hasta encontrarlo :)
ResponderEliminarHola Tina! El libro no está en español aún, si mal no recuerdo comenzará a traducirse este 24 de Julio en Purple Rose :D
ResponderEliminarhola me gustaria dejarles mi correo el libro esta muy interesante y me gustaria saber si alguna de ustedes sabe más o menos donde puedo encontrar la secuela 2º libro dejo mi correo veris.1@hotmail.com
ResponderEliminarhemos estado buscando la secuela, y no se encuentraa :(
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